Dos caras de Ambroise Vollard

por Alla Johnson
de traducci;n de Anahit Eyramdzhyan

Picasso pint; a Ambroise m;s de una vez...

Ambroise - era una ventana al mundo, donde las ideas y los lienzos encontraban los ojos codiciosos del espectador  y, en ocasiones, al comprador...
Ambroise - ;l era algo inalcanzable... se burlaban de ;l, abiertamente se re;an de ;l toda aquella gente que ve;a el mundo de manera diferente, gente que aplicaba un  pincelazo tras otro sobre un lienzo rebelde, cubri;ndolo con pintura, borrando su palpitante desnudez  que desafiaba su destreza para mezclar los colores, sustituyendo la autenticidad  con sus mendacidades, ya que justamente as; ellos ve;an esta  realidad.

;Y qu; hac;a Ambroise?
;Lo m;s importante de todo lo que ;l hac;a era - que no sab;a pintar!
Eso era una cat;strofe para ;l mismo, y hubo un  periodo, incluso, cuando  ;l seriamente pens; que su vida era un fracaso y que lleg; el momento de ajustar las cuentas con ella... Pero... en ;l viv;a un artista.
Precisamente ;ste artista  que viv;a en ;l  no permiti; para que se pierdan en un descuido cientos  de cuadros de los creadores del futuro, desconocidos para aquel  entonces.
Su capacidad de ver - no es un don menor que el don de crearlos...
Ellos lo amaban y lo hostigaban, y sent;an pr;stino estremecimiento cada vez, cuando  entregaban a su juicio su siguiente lienzo,  su creaci;n...
Vollard  era  "la comadrona"  de sus pinturas,  y su exposici;n  -  las v;as del parto,  pasando  cuales  los  cuadros  ven;an al mundo.

Picasso pint; a Vollard m;s de una vez...

 en algunos de de sus retratos ;l es bifronte...  de cara y de perfil...  senescente y joven... espectador  inspirado  y  mis;ntropo exhausto  en su eternamente   centelleante  jub;n  bajo  el  traje negro... a ;l le gustaban los trajes hechos de tela plateada...
;y si esto no es el jub;n del traje?
Puede ser que es la armadura del caballero que lucha contra la falta de perspicacia, el  estancamiento y  la ceguera de sus coet;neos. 
Miren a la pintura desde la izquierda y un poco de arriba.
Pero si es un joven y esbelto caballero en una armadura plateada que resplandece por debajo de la capa negra  echada sobre los hombros, con la cabellera  tahe;a  indomable  y un  rebelde mech;n  sobre la frente amplia.
El entrecerr; los ojos en la espera de la siguiente batalla, baj; la cabeza... ;pero no baj; los brazos!
Demos  una vuelta y observemos la pintura por la derecha.
;Qui;n es?
Un hombre senescente con una enorme calva que llega hasta media cabeza.
Ensa;amiento, insensibilidad, avaricia convirtieron su rostro en una m;scara.
E incluso un ef;mero sopor no es capaz de alisar las arrugas de su turgente rostro. Y nos parece que se escucha su penosa y agitada respiraci;n.
... ;l era as; - joven y viejo a la vez, implacablemente vivo, turgente y exhausto.
El hombre que descubri; el futuro para nosotros.

Picasso pint;  a Ambroise m;s de una vez...

Pero este retrato es el mejor, aunque al mismo Vollard no le gustaba, ya que no ve;a, aparentemente, su segunda efigie.    


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