El tio Vicente. Parte 27, Sombras

A traves de mi ventana veo pasar la vida y sus sombras, extrana monotonia, mezcla de segundos y recuerdos caidos de un vieja vitrina. El velero de chapa con su soporte de hierro esta lleno de telaranas. Formas caprichosas, luces y sombras de un atardecer cancino.
A veces miro las tazas de ceramica inglesa. Sobrevivientes y mudos testigos de un tiempo pasado. Ya no recuerdo como llegaron a mi.
La memoria de largo plazo tampoco es infalible. De hecho me sorprendi a mi mismo rellenando huecos vacios que obligadamente aparecen en algun relato, con pretensiones de recuerdo. Alli, donde mueren las palabras y un pesado portico de piedra me bloquea el acceso. Porque ciertamente la vida es inabarcable y la memoria, muy fragil. Hay una extrana necesidad de suplir aquellos espacios, que quedaron desiertos en la memoria.
Los dias de sol acomodo las plantas, hago canteros y al atardecer riego delicadamente esta bella expresion de la vida. De a poco, Griselda se va convirtiendo en una ausencia, que jamas sera reemplazada. Casi sin darme cuenta, me hice amigo de la soledad.
Ahora retome la lectura de un viejo libro que quedo senalado con un trozo de carton de una caja de te. La lectura siempre, mi fiel companera.
cdg


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