Instrucciones para no fallar

Si de vivir o morir se trata no hay grises, es todo o nada.
Sin embargo un ser humano desesperado, puede elaborar especulaciones de sentido mas relativo que objetivo. Inclusive replantear su vida y dudar. Es parte de su derecho como ser humano libre.
Segun parece, asi ocurrieron los hechos.
Esta persona estaba literalmente cansada de vivir. Algo que puede suceder. Su vida estaba inmersa en una monotonia que no lograba conectar con ninguna motivacion, a pesar de haberlo intentado en reiteradas oportunidades.
Escribia, bebia y pensaba mucho, tal vez demasiado. Pero asi
era el. Llego a especular de si mismo que padecia alguna forma de esquizofrenia, por supuesto, sin tratamiento, controles, ni medicacion. Alguien le dijo alguna vez que estaba depresivo y otro que debian internarlo.
El escuchaba a todos aunque casi siempre permanecia en silencio y expectante.
Un dia advirtio que se habia convertido en una olla de presion y lo peor de todo es que la valvula de escape, fallo.
Habia llegado el momento.
En el fondo de un cajon encontro envuelta en un trapo sucio, una pistola calibre 38 largo, propiedad de su abuelo.
El primer sabado de julio, un dia lluvioso y nublado, limpio una lata vieja y oxidada de dulce de batata. La lleno de nafta y sumergio todos los componentes de aquella vieja Taurus 38.
De pequeno, su irrefrenable curiosidad de nino, lo habia llevado al oficio de armar y desarmar cosas.
Al dia siguiente la lata de nafta parecia petroleo. Un liquido oscuro, denso y viscoso ocultaba las piezas.
A las 11 de la manana, dejo de llover. El cielo se despejo. Coloco un viejo lienzo amarillento por el paso del tiempo, una mezcla de lino y algodon y luego, volco el contenido del recipiente. Alli se hicieron evidentes los diferentes elementos: resortes, tubos, pernos, gatillos, placas, la empunadura y otros, cuyos nombres no recuerdo. Pacientemente, con una escobilla de acero, limpio el revolver, pieza por pieza.
El sol tibio de la tarde ayudo a secar los partes.
Por la noche, despues de cenar con abundante vino Chianti, se quedo  dormido sobre la mesa con el revolver mal ensamblado.
Al amanecer, mas lucido y conciente de lo mal que  habia hecho las cosas se preparo un cafe bien fuerte y se lavo la cara con agua fria. Mas tarde termino de ensamblar el revolver de manera precisa.
Como un perro inquieto, dio algunas vueltas por la antigua casa con pisos de madera de roble de Eslavonia. Sabia que solo disponia de una bala. El temor mas grande que lo invadio, fue el de fallar con el disparo, con lo cual quedaba azarosa, la riesgosa posibilidad de que las cosas salieran mal y que, como un "error" de la Divina Providencia" el curso del destino cambiara la jugada...
Lo invadio la duda hasta el punto de paralizarlo. Finalmente  cuando llego la noche, con el pulso tembloroso, escribio la carta de rigor que suele quedar a un costado de los suicidas.
Abrio la boca y disparo.
Tuvo la suerte de no fallar.
Criminalistica, acostumbrada a estos casos, llego alertada por un vecino. La policia inspecciono la casa y caratulo la causa, "Muerte por suicidio".
Luego de los peritajes de rigor, ya de madrugada llego el furgon que trasladaria el cuerpo a la Morgue Judicial. Mientras tanto algunos vecinos horrorizados se asomaban por las ventanas de sus casas sedientos de morbosidad.
Al llegar a la esquina, cuando el camion doblo parar tomar la calle en sentido oeste, la rueda delantera izquierda  se sumergio abruptamente en un pozo del asfalto deteriorado y pincho el neumatico con un clavo. Los empleados mal humorados bajaron del camion, concientes de la tarea extra que los esperaba.
Pero mas alla de las contingencias mundanas, la vida seguia su curso.
cdg


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